1. Los Orígenes. Siglo I Carrus Navailis


 ORÍGENES DEL CARNAVAL 

Los orígenes del carnaval son muy lejanos y pertenecen a las épocas egipcia, griega y romana. 

CARRUS - NAVALIS 

   La palabra 'carnaval' proviene de un vocablo italiano (del latín) de ciudades como Venecia, Florencia y Roma.

     Los romanos lo llamaban ‘carrus-navalis’, (carro naval) y hay quien hace derivar de ahí la palabra.

         Aunque hoy en día aceptamos igualmente que ‘carnaval’ proviene de ‘carne-lerave’, que quiere decir ‘quitar la carne’.    En castellano la palabra usada era carnestolendas’ de ‘carnes-tollere’ que significa ‘carnes-quitar’ o 'adiós a la carne'.  Estas dos últimas tienen parecido, aunque algunos expertos sostienen la teoría de Carrus-Navalis. 

   Esto es de donde deriva el vocablo 'carnaval' en castellano, aunque las celebraciones son mucho más antiguas.  Se remontan a Sumeria (Antigua Mesopotamia) Egipto, hace más de 5000 años
Isis (Ast), diosa egipcia, denominada 
Gran maga, Gran diosa madre, Reina de los dioses, La Gran Señora, Fuerza Fecundadora de la Naturaleza, Diosa de la Maternidad y del nacimiento...

    El 5 de Marzo de cada año, los romanos del imperio ya celebraban la Fiesta de Isis, en honor al Toro Apis, hijo de Isis.    La costumbre se expandió por Europa, siendo llevado a América por navegantes españoles y portugueses a partir del siglo XV.

             También conocida como la Fiesta del Dios Momo (griego antiguo: ‘burla’, ‘culpa’) era, en lamitología griega, la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica.  Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta. 




 *Rey Momo: Dios de la alegría y de la felicidad.

      Por tanto, existieron diversas fiestas que ponían ‘’el mundo al revés’’. Nos encontramos con las Calendas, Bacanales, Lupercales y Saturnales , fiestas clásicas que actualizaban a otras más antiguas, y a su vez, evolucionaron con el paso de los años dando paso a otras:

 Las Calendas eran celebradas por los romanos durante el primer día de cada mes, coincidiendo con la lunación. La fiesta correspondiente al mes de enero estaba dedicada a Jano, dios agrícola griego, y se caracterizaba por la salida de ‘comparsas’ de hombres vestidos con pieles de animales, normalmente de macho cabrío. 

 Las Bacanales se hacían en honor a Bacodios del vino. En ellas las bacantes, las sacerdotisas, corrían por medio del campo, con los cabellos sueltos y un cinturón de hojas de parra. Los hombres las seguían disfrazados y coronados de pámpanos. Hacían orgías y banquetes.

   -  Las Brumales eran las fiestas del solsticio de invierno. Probablemente era una derivación de las antiguas fiestas griegas donde también se hacían excesos en la bebida de vino y en la liberación de las costumbres.
    Este nombre, para unos, se deriva de Brumo, uno de los sobrenombres de Baco. Otros lo hacen significar "fiestas de invierno", derivadas del latín bruma, que significa "el día más corto", e incluso, invierno.

    Las Brumales bizantinas eran llamadas "Fiestas de Cronos" y durante las mismas, se procedía también a matar a un cerdo, costumbre que también se daba en las antiguas Saturnales. Comenzaban el 24 de noviembre y finalizaba el 23 de diciembre, día en que se inauguraban las Saturnales. 
  Fueron lo suficientemente populares como para que se prolongaran hasta la era cristiana aunque en forma alterada, alejándose de su espíritu y características, de forma tal que la celebración de la Navidad puede tener un cierto origen en ellas.

 - Fiesta de las Lupercales. Origen de la palabra 'Febrero': Fiesta que se celebraba en la Antigua Roma el 15 de febrero.
      Su nombre deriva supuestamente de lupus (lobo, animal que representa a Fauno Luperco) e hircus (macho cabrío, un animal impuro). También Plutón.


   Un cuerpo especial de sacerdotes, los Lupercos (amigos del lobo) eran elegidos anualmente entre los ciudadanos más ilustres que debían ser en su origen adolescentes que sobrevivían de la caza y el merodeo en el bosque y que se comportaban como lobos humanos. Se reunían el 15 de febrero en la recientemente encontrada gruta del Lupercal (más tarde llamada Ruminal en honor a Rómulo y Remo).
    Según la tradición fue en este lugar donde Fauno Luperco tomando la forma de una loba, había amamantado a los gemelos Rómulo y Remo, y en cuyo honor se hacía la fiesta. 
   Cortaban la piel de los animales sacrificados en tiras, llamadas februa, que junto con la deidad sabina Februo, y el sobrenombre de Juno, Februalis (la que purifica), son los posibles candidatos a darle nombre al mes de febrero.  El ser azotado por las tiras de cuero de los luperci equivalía a un acto de purificación, y era llamado februatio.
    El Papa Gelasio I prohibió y condenó, en el año 494, la celebración pagana de las Lupercales. Quiso cristianizar esta festividad y la sustituyó por el 14 de febrero, fecha en la cual murió martirizado un cristiano llamado Valentín, en el año 270 d.C.
    El 2 de febrero se cumplían cuarenta días desde que, en la época de San Ambrosio, se fija el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, también para desterrar el festejo pagano del Culto al Sol.

   De las lupercales procede hoy la tradición del carnaval gallego, donde los cigarronespantallas o peliqueiros azotan a la gente con débiles fustas de cuero, con cencerros en honor a los pastores.

- Las Compitales:  Eran fiestas de la antigua Roma que se celebraban en las encrucijada de las calles en honor a los dioses lares. Los lares compitales eran las divinidades que presidían la encrucijadas y cuyas estatuas eran coronadas de flores dos veces al año.

   En las fiestas compitales, los esclavos eran los ministros principales gozando en semejantes días plenamente de su libertad.

- Las Saturnales, fiesta que coincide con el solsticio de invierno, estaban dedicadas a Saturno. Es un tiempo trasgresor y loco. Era costumbre liberar a los esclavos y se les permitía criticar, ridiculizar e incluso ocupar el lugar de su amo durante estos días, actuando de ‘rey’ exclusivamente en los bailes y banquetes. Se asocia con la Navidad:

  * Las Saturnales eran unas importantes festividades romanas. Se las llegó a denominar «fiestas de los esclavos», ya que en ellas los esclavos recibían raciones extras, tiempo libre y otros beneficios temporales; eran Navidad y Carnaval a un mismo tiempo y el cristianismo de la antigüedad tuvo fuertes problemas para acabar con esta fiesta pagana, intentando siempre sustituirla.

   Se celebraban por dos motivos: en honor a Saturno, dios agrícola y como homenaje al triunfo de un victorioso general (fiesta del triunfo).
  Las primeras se celebraban del 17 al 23 de diciembre, a la luz de velas y antorchas, por el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, el 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Probablemente las Saturnales fueran las fiestas de la finalización de los trabajos del campo.
    Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos. Los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones, en algunos casos, cambiados con los de sus dueños.
   Posteriormente, el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones 'paganas'. Gradualmente las costumbres pasaron al  Día de Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.

    A todo esto se suma la circustancia que hasta 1580 el día de Año nuevo era a mediados de Marzo según el antiguo Calendario Juliano.

   Todas estas costumbres se manifestan con semejanza, en Málaga y provincia, en la Fiesta del Obispillo, 1504.  


 EL OBISPILLO 

       Se celebraba ya en algunas localidades de la provincia, en el siglo XV. Se tiene constancia que se celebró por primera vez en Málaga capital a principios del siglo XVI, en marzo de 1504, según recogemos en el libro ‘Málaga en la leyenda’. Es un vestigio del carnaval malagueño. 


                El Obispillo, una especie de pantomima eclesiástica, era un monaguillo autorizado a ‘dirigir’ o ‘dar la misa’ de ese día. Los fieles que acudían solían hacerlo disfrazados, intercambiando personajes y clases sociales, originando una especie de comedia. La fiesta se celebraba el día de Los Santos Inocentes o el día de San Nicolás.

        El Obispillo se elegía entre los niños del coro y/o los monaguillos, por sus dotes de picardía; se le bonificaba con una cuantía de dinero al término, cantidad que dependía del grado de aceptación del público. Durante ese día festivo, el elegido era el protagonista y su papel consistía en ‘invertir el orden social’. Normalmente salía desde el Sagrario de la Catedral ó desde el Palacio del Obispo en medio de una procesión cómica, siendo acompañado hasta el coro de la catedral. Una vez allí, el obispillo parodiaba ceremonias religiosas, con cánticos y salmos, invirtiendo los roles sociales. A todos estos actos acudía la gente disfrazada. El ir y venir de máscaras, desde la calle a la catedral, provocaba incidentes y desórdenes de consideración. Pese a todo, la fiesta continuó celebrándose hasta mitad del siglo XVI.


     Las iglesias fueron durante muchos años los únicos edificios cubiertos y amplios que se utilizaron para grandes espectáculos; incluso, de una forma general, eran los únicos lugares de representaciones. Este festejo, absolutamente sorprendente, era propicio para interesar a los fieles, para mantener su interés e incluso para divertirles. Pero la iglesia no logra imponerse como lugar de culto y devoción, más bien se convierte en centro de la vida social festiva de la localidad. La presencia de la gente crea un clima alejado de la oración religiosa, así que surge el temor de ver lo profano excesivamente relacionado con lo sagrado. 

     Era preciso ante todo preservar los lugares de culto, hacerlos santuarios, y no lugares festivos. Se trata de recuperar la seriedad. Se levanta la ira de los oficiantes y se prohíbe la asistencia de los clérigos a estos actos. Los Santos Padres de La Iglesia condenan las máscaras y el escándalo. Pero las costumbres eran más fuertes que la oposición eclesiástica.   Durante el siglo XVII se empobrecieron los espectáculos carnavalescos callejeros porque se impusieron las clases altas burguesas frente a las costumbres medievales. La Iglesia y el Carnaval estaban enfrentados, pero el carnaval no desaparece por completo, sino que se transforma y evoluciona de una clase social a otra.

 BAILES DE MÁSCARAS 
 y SOCIEDADES CORALES 
Siglo XVII                                               

     En el año 1637Felipe IV decidió celebrar una gran fiesta de carnaval y levantó, en El Retiro, una gran plaza de madera para miles de personas. Dicha plaza se calcula que tenía 488 ventanas y se iluminaba con 7.000 luces. Se inauguró el 15 de febrero de dicho año y en ella asistió toda la corte con lujosísimos trajes de máscaras. Durante los tres días de Carnaval estuvo abierta al público con la obligación de entrar con máscara o careta.

    España disfrutó de un ‘Carnaval de Esplendor’ en tiempos de los últimos Asturias - particularmente con Felipe IV - que celebró en la Corte de Madrid una boda donde la novia hacía de ‘un sirviente que había, bastante feo’; el Conde-Duque de Olivares disfrazado hizo ‘de portero’; varios nobles se vistieron de Damas; la Reina hizo de ‘obrero mayor’ y el Rey hizo ‘de sirviente’.

   A principios del siglo XVIII 1700-1720 las costumbres carnavalescas fueron absueltas por las clases altas, donde sobrevivió lujosamente en los palacios y en ‘Fiestas de Santos’ (San Antón y Santos Inocentes).
  
     El primer Borbón, Felipe V lo prohibió y La Iglesia lo condenó por el 1724; pero en 1767 lo restableció nuevamente Carlos III (1760- 1788) con Bailes de Máscaras en los Teatros. Durante su subida al trono fue organizada en Madrid una Gran Cabalgata por el Gremio de los Plateros.

     El carnaval sufrió muchos cambios en tiempos de Fernando VII desde 1808 que prohibió de nuevo el Carnaval, autorizando las máscaras sólo en casos particulares. Su viuda la reina regente Maria Cristina, restableció el Carnaval.

  A pesar de todos estos cambios, el carnaval nunca desaparece, sino que se transformara, al igual que la sociedad las costumbres y los tiempos van cambiando. Incluso, en los momentos más difíciles se trasladó de un lugar a otro, ocultándose, sobreviviendo siempre; en las vecinas Francia e Italia; o en localidades españolas más aisladas, donde no estaba tan perseguido.


Fiestas de Máscaras 1750-1850

      Las celebraciones carnavalescas en la Málaga del siglo XVIII y primera mitad del XIX, estuvieron condicionadas por la espontaneidad popular de las clases obreras, y con el alza de la burguesía local.

     El cronista americano, Francis Carter, recoge en su libro Viaje de Gibraltar a Málaga publicado en 1772 la transformación que vivía la ciudad durante aquellas celebraciones y cómo nuestros conciudadanos de entonces cambiaban los negros y oscuros ropajes por los disfraces más coloristas realizados con telas llegadas Italia y Francia; subrayando esa destacada fuerza popular del carnaval en la calles, probablemente muy vigilado entre autorizaciones gubernativas, y, los bailes de máscaras organizados en el interior del Teatro Principal (inaugurado el 12 Noviembre de 1793 y cerrado en 1968) de forma exclusiva y previo pago de unas decenas de reales.


      El carnaval durante este período evoluciona hacia formas menos trasgresoras, convirtiéndose en una fiesta más influida por la burguesía y por tanto más domesticada, siendo además una etapa en la que la actividad social y cultural malagueña que se verá enriquecida con el nacimiento de las primeras sociedades corales y, que en su evolución a lo largo de los años, se entrecruzarían con la celebraciones carnavalescas.

    A principios de 1789 y con motivo de la coronación del Rey Carlos IV, una comparsa del gremio de cordoneros además de interpretar himnos alusivos a las virtudes del monarca, se permitiría la licencia de cantar uno dedicado al Dios Baco con un tono más irónico y divertido.
     
   En junio de 1833, y con motivo de los festejos organizados en Málaga con motivo de la proclamación de la futura Isabel II como Princesa de Asturias, se autoriza "el uso general de máscaras" y la organización de bailes en las plazas céntricas de la ciudad (Constitución y La Merced), y en el Teatro Principal. 

    En 1857, esta vez con oportunidad del nacimiento del príncipe Alfonso (futuro Alfonso XII) se permitió "al público" durante la Pascua de Navidad la diversión con la utilización de máscaras...

La Copla Carnavalesca 1850-1870

    La segunda mitad del siglo XIX será definitiva para consolidar la formación de la copla carnavalesca de la mano de grupos corales, tales como comparsas, capillas corales y estudiantinas; con actividad artística continuada a lo largo del año con motivo de actos culturales y sociales de todo tipo, durante la Navidad con Villancicos, como acompañamiento en veladas veraniegas... Es decir, adaptando su repertorio a cada circunstancia y cuyos autores hallarán en el carnaval una opción más en la expresión musical y letrista. 

(Documento: Bando del Alcalde en 1873 donde explica las reglas y normas a seguir durante los días de carnaval)


       De estos años datan la Comparsa Pata de Cabra de 1857, la capilla vocal de la Casa de Socorros con actividad desde 1853 y 1864, la Coral de San Felipe (1863), la Sociedad Pastoril La Aurora María (1865), y las comparsas La Malagueña y Música del Pueblo ambas de 1869.

      Es, por lo tanto, en este período cuando estas sociedades corales comiencen a adoptar un perfil más carnavalesco. El profesor de nuestra Universidad, don Manuel Morales, da constancia de la denominada Sociedad Coral La Estrella de 1863 como la primera de estas agrupaciones que inicia ese proceso de incorporar a su repertorio, además de serenatas, villancicos y cantos navideños, coplas populares y satíricas para ser cantadas durante la celebración del carnaval en nuestra ciudad. Se inauguraba así una estela que unía copla y carnaval y que continuarían, entre otros grupos, la Sociedad Coral la Unión de 1864y el Coro Los Milicianos de 1868. 
     
   Un período de expansión carnavalesco alentado por la consolidación de liberalismo hasta 1868, las libertades del Sexenio democrático (1868-1874) y el mayor protagonismo social que lideraban las clases obreras; y cuyos resultados para la fiesta se consolidarán definitivamente en 1887.
     Luego puede fecharse en 1863 cuando en Málaga surge la copla carnavalesca, principal diferenciación del carnaval andaluz frente a otros carnavales, ya que en ningún otro lugar del mundo se le otorga tanta importancia a la expresión cantadas, tanta perfección, en el marco carnavalesco. Es decir, no se trata de unas formas musicales o letrísticas útiles solo para el acompañamiento de las celebraciones, sino de un medio para la expresión popular de opiniones y pensamientos que aún hoy continua evolucionando.

La Copla Carnavalesca 1870-1910

     Las primeras coplas con un tono carnavalesco surgidas en Málaga capital hacia 1863 y en los años siguiente, resultan el comienzo de un fenómeno que seguirá evolucionando y perfeccionando sus formas, y que tendrá en el amplio contexto de libertad de la I República Española (1873), en el espíritu de consenso de la Restauración, y en la Constitución de 1876, como grandes catalizadores y propulsores. Será durante este período cuando la celebración del carnaval en Málaga se reorganice y se acentúe el perfil de la fiesta según sean las clases más populares en las calles, o, la burguesía quien lo celebre en el interior de sociedades como el Círculo Mercantil o el Industrial; o en los teatros Principal y Cervantes.
*Teatro Cervantes. Málaga. (En la segunda mitad del siglo XIX, un grave incendio destruyó en su práctica totalidad el Teatro de la Libertad, anteriormente llamado del Príncipe Alfonso, inaugurado con motivo de una visita a Málaga de la Reina Isabel II. Tras la pérdida de este emblemático edificio, un grupo de personas de relieve social, muy ligadas al arte y la cultura de la capital, se asocian con el fin de dotar a la ciudad de un nuevo espacio escénico en el que dar cabida a las diferentes artes escénicas que proliferaban fruto del auge económico y cultural que vive la urbe y satisfacer, así, las necesidades de ocio de la burguesía)

       Desde 1886 y durante los lustros siguientes, serán las sociedades corales las más destacados promotores de la fundación de numerosas comparsas, coros y estudiantinas, como auténticos animadores de las fiestas carnavalescas; que paulatinamente irían adoptando además en sus coplas un marcado carácter satírico-social, con claras alusiones a fenómenos y episodios de tanta relevancia en aquellos años, tales como la guerra de Cuba, las difíciles condiciones de vida o la emigración. Es decir, la copla de carnaval como la entendemos hoy: la oportunidad del pueblo para tomar la palabra y dar su visión de los acontecimientos.

     Coros de aquella época son los titulados Voluntarios Cubanos de 1899Fin de Siglo 1900, Las Africanas 1900Los Trovadores 1903,  Los Jabegotes 1903...
      Málaga sufre en los últimos veinte años del siglo XIX una de sus peores etapas económicas: la plaga de la filoxera que arruinará la agricultura vitivinícola, cierre de empresas siderúrgicas, paro... un tiempo en el que, por otra parte, surgirán movimientos ciudadanos que tratarán de organizar, con una dimensión más turística, eventos como la Feria de Agosto (1887), la Semana Santa (1894), y el carnaval, cuya organización será encauzada por una Sociedad cultural formada por escritores, periodistas, etc., entre los que destacaría José Carlos Bruna, Cónsul de Italia en nuestra ciudad quien se convertiría hasta el primer decenio del siglo XX, (1910)en auténtico promotor de la fiesta.

Copla del Carnaval de Málaga de 1882:
A gozar y a divertirse
que ahora estamos en el tiempo
de echar las penas al aire
a ver si las lleva el viento.

¡Vivan las bromas ligeras
que se visten de buen género!
¡Viva esa broma que nunca
nos deja amargos recuerdos!

Tales son las que contiene
esta especie de folleto
dedicado al carnaval
que se presenta riendo

este año más que otros
quizá porque está contento
de ver cómo va el diablo
negociando con acierto.

Echaos todos a la calle,
con disfraces, por supuesto,
y empiece la algarabía
sin salir del buen terreno.

Y pues Carnaval os brinda
con la broma y el jaleo,
¡a gozar y a divertirnos!
que ahora estamos en el tiempo
de echar las penas al aire...
y que se las lleve el viento!
  
[Fuente: Archivo Díaz de Escovar]

     En 1898 una murga local hacía una letra sobre unas obras en el muelle. Sin duda, se refería a la ampliación portuaria que originó un derribo entre la aduana y el puerto, que es ahora El Parque:
…Al entrar en este puerto, señores
nos causó mucha pena y asombro
que entremedio del mar construyesen
un caminito de piedras y escombros…



Málaga Carnaval 1887
    
     La asociación (Sociedad del Carnaval) instaurada por José Carlos Bruna (vice-cónsul de Italia) tiene como uno de sus primeros frutos la organización de la fiesta en 1887, proyectando un conjunto de aspiraciones ciudadanas recogidas en su folleto informativo: Proporcionar trabajo a industriales, movimientos al comercio y moralizar en lo posible las fiestas carnavalescas estimulando los cultos espectáculos y haciendo desaparecer esas máscaras pornográficas, cuya tendencia es la ostentación de trajes, que sin halagar a la vista, ofenden al pudor; y, organizar unas verdaderas Fiestas de Invierno que atraigan como en otras partes gran número de forasteros y, por consiguiente, una verdadera y positiva utilidad a toda la población... Esto es, verificando la necesaria evolución de la fiesta hacia formas más domesticadas y burguesas con afán turístico, como una acción ciudadana útil para la activación económica frente a la grave crisis que la ciudad padecía a fines del siglo XIX.

    El carnaval de 1887 se celebró del 16 al 22 de febrero, durante los que se programaron distintos actos:
-Día 16: Recepción en la estación de trenes del Carnaval (representado por un personaje) a la nueve de la noche y recibido por numerosas máscaras en el andén, para posteriormente acompañarlo en desfile en su entrada triunfal en la ciudad y recorriendo las principales calles.
-Día 17: Baile Color de Rosa en el Teatro Cervantes, con la prescripción de que la señoras llevasen capuchón rosa y máscara, traje de etiqueta para los caballeros o disfraz de color rosa.
-Día 18: Baile y concurso de disfraces para niños en el Teatro Cervantes.
-Día 20: Tómbola en la plaza de La Malagueta.
-Otros actos callejeros celebrados entre los días 20 al 22, fueron: Cabalgata de Carrozas Batalla de Flores por la actual plaza de la Marina, Alameda Principal y de Los Triste (ahora Alameda de Colón);

-Paseos a pié de máscaras y comparsas premiadas, elevación de globos desde el cauce del Guadalmedina, celebración de regatas en la Caleta con tripulación disfrazada, carrera de obstáculos para jóvenes en la Plaza de la Merced, rifas de caridad con bonos de comida para los pobres... y colofón de la fiesta con acto (que no conocemos con precisión) pero que debió ser la quema simbólica del Carnaval o algún tipo de despedida.

    Con el ejemplo de esta programación del carnaval de 1887 se instaura unas formas de organización cuyos ejes permitirían su evolución durante la década de los 80 y 90, confirmándose la dualidad: carnaval popular en las calles y en los barrios con la suma creciente de agrupaciones de canto, y, carnaval burgués en el interior de las Sociedades y Círculos, y principalmente, en los teatros Principal y Cervantes.

Málaga Carnaval 1882 - 1900
   
    Es durante este período final del siglo XIX donde la fiesta adopta las que serían sus formas básicas de celebración, un modelo que, aun evolucionando y adaptándose a los cambios sociales y políticos que se vivirán, tendría continuidad hasta 1936-1937.


    La organización de actos carnavalescos se multiplicaban año a año, con bailes y concursos de máscaras en el Liceo, Círculo Mercantil, Teatros Principal y Cervantes, incorporándose además los Cafés: El Universal, La Loba, Independencia, Butibamba... como espacios más populares en los que, probablemente, actuarían las estudiantinas y comparsas de modo habitual. Unas agrupaciones, que implicadas en la composición de coplas que versionaban la actualidad local y nacional, comenzaron a editar sus libretos con espacios publicitarios y promocionando su venta como fuente de ingresos, por parte de los grupos de mayor calidad. El Archivo Díaz de Escovar conserva una importante colección de libretos y folletos informativos del carnaval de estos años, además de sus interesantes crónicas manuscritas por las que conocemos los actos carnavalescos de aquellos años y la actuación de murgas y comparsas como Naufragio Marítimo, Los Peinados, Los Indios, Estudiantina Malagueña, entre otras. 


    Durante la etapa final del siglo XIX y comienzo del siglo XX, Málaga continuaba inmersa en una grave crisis económica y social, una situación en la que, nuevamente, y tras la evolución de la fiesta, distintos sectores ciudadanos verán en el Carnaval una opción turística de valor para el invierno. Un plan de actuación que será coordinado por la Sociedad Propagandística del Clima y Embellecimiento de Málaga, fundada en 1897, perfilarán aún más el carácter burgués de una parte de la fiesta, y también propulsaría el movimiento más popular.

Toda la prensa de Europa
echó a volar el infundio
que el día trece de Noviembre
iba a concluir el mundo.

Hubo quien por no pensar
la muerte que se acercaba
el siete tomó una curva
y el dieciséis le duraba

Hubo desmayos sencillos
y suicidios espantosos,
camisas y calzoncillos
con perfumes olorosos.

Todos los meses debían
de dar este notición
y entonces progresarían
las fábricas de jabón.
[Copla del Carnaval Málaga 1900. Fuente: Archivo Díaz de Escovar]